De Caronte a la galaxia: la aventura de escribir un libro

El pasado 22 de noviembre, Dolmen Editorial publicó mi primer libro: Mass Effect: De Caronte a la galaxia. Un ensayo sobre una de mis sagas preferidas en el que cuento cómo fue su creación, las bases de su evolución, las claves de su universo y argumento además de otros puntos destacados de los trilogía original como sus personajes o su banda sonora. Creo que todos los que me conocéis o los que habéis pasado por aquí sabéis lo mucho que me gusta la saga espacial de BioWare. Escribir este libro es un sueño cumplido y hoy quiero hablaros de cómo empezó todo y cuál fue el proceso.

La idea de escribir un libro sobre Mass Effect estuvo mucho tiempo rondando mi cabeza. Fue en 2014 la primera vez que me planteé esta posibilidad de escribir un libro y estuve los meses siguientes trabajando muy poquito a poquito en recabar información y pensar temas que pudieran ser interesantes para un fan acérrimo como yo, pero también para aquel que quizá no ha profundizado tanto en el lore. Como veis en el índice que hice por aquel entonces, tiene poco o nada que ver con mi libro actual y se nota que no tenía muy claro cómo iba a escribir el libro. Los estudios y el trabajo no me dejaban mucho tiempo libre y el proyecto del libro cayó en un segundo plano. Escribí algunas cosas, como el desarrollo de ciertos personajes, pero tenía otras prioridades y el libro se convirtió en un “algún día escribiré” en lugar de “voy a escribir”.

A pesar de que escribir, lo que se dice escribir, no hice nada nuevo, sí que me mantuve activa en la búsqueda de información. Consultar reportajes, entrevistas y presentaciones en las tripas de internet se convirtió en una rutina de la que cada vez extraía más información. No tenía intención de que fuera el núcleo de mi libro dado que tenía intención de conseguir entrevistas con miembros del equipo encargados de desarrollar la trilogía, pero como información básica me venía bien sobre todo para aprender más aún de una saga que me apasiona y tener mayor conocimientos para el momento que me tocase escribir.

Mientras todo esto sucedía, nos poníamos ya en 2017 y yo seguía con el runrun de escribir un libro al que ya casi no dedicaba tiempo. Se estaba convirtiendo en ese sueño que nunca cumpliría. Mi pareja, Carlos, y mi amigo Marcos me insistían en que me lanzara a la piscina y lo escribiera, aunque no tuviera editorial. ¡Ya habría tiempo de llegar a un acuerdo! Diversas personas, conocidas y no conocidas, me decían de vez en cuando que con lo mucho que sabía de Mass Effect tenía que escribir un libro. Que era la persona indicada. Y esto me animaba mucho y me hacía feliz, pero no terminaba de prender la chispa que necesitaba. Hasta que un día entre cervezas, Marcos me dijo que si quería me ponía en contacto con la editorial Dolmen. Y como tampoco es cuestión de cerrarse puertas porque sí, le pedí que por favor lo hiciera. En menos de una semana tenía la confirmación de que estaban interesados y ya sólo tenía que escribirles ofreciéndoles el proyecto. Y lo hice, les envié mi propuesta, con un índice actualizado (que sería el definitivo y que podéis ver en la imagen) y una muestra de lo que había escrito. Tanto a él, como a Darío (que se convertiría en mi editor) y otros miembros de Dolmen les gustó. Estábamos en diciembre de 2017 y el año se iba a cerrar de manera maravillosa.

2018 empezó con mucho trabajo. Por un lado, acababa de entregar mi capítulo para el libro ¡Protesto! Videojuegos desde una perspectiva de género y por otro empecé a trabajar en el libro de Mass Effect. En un primer momento la tarea me abrumó un poco. ¡De verdad iba a escribir un libro! Pero pronto se me pasó el agobio. En realidad, era más “fácil” de lo que me imaginaba, me bastó plantear cada capítulo como si fuera un reportaje. Una vez hecho ese cambio mental, la redacción fue, en general, bastante fluida. Hubo momentos complicados, por supuesto, había días en los que la inspiración no venía y tenía que parar. Normalmente, cuando eso me ocurría me dedicaba a buscar información más concreta que necesitaba para determinados aspectos de cada capítulo, o a verificar fechas, desarrolladores o aspectos de títulos a los que no he jugado, como Neverwinter Nights. Y por supuesto, rejugar algunas partes de la trilogía para comprobar algunos acontecimientos o respuestas en los diálogos y hacer capturas.

Para trabajar tenía dos libretas. En una (la de Los Sims) iba apuntando todos los datos que iba a necesitar para escribir mi libro, ya fueran cosas relacionadas con el lore o con BioWare y el proceso de desarrollo de la trilogía. Normalmente soy muy organizada en estos temas, todo bien planificado, estructurado y redactado, pero en esta libreta iba escribiendo según investigaba sobre un tema u otro, ya podía ser la historia personal de un personaje como Garrus o las bases de la inteligencia artificial a lo largo de la trilogía. Terminé por poner marcadores adhesivos de colores para saber dónde estaba cada tema: verde para las especies alienígenas, amarillo para los personajes y rosa para la transcripción de entrevistas y otros datos sobre el proceso de desarrollo de Mass Effect. Por supuesto, toda la información que yo apuntaba iba acompañada de su referencia correspondiente (al ser una libreta física no copiaba la url, sino la fecha, medio y título del artículo) y en un documento en el ordenador guardaba las URL para añadirlas después al libro. La otra libreta (la gris) es la que utilizo cuando trabajo en mis reportajes y análisis para el blog o para el medio en el que esté trabajando (en la actualidad es GTM). En ella utilicé una página para escribir el índice y, al lado de cada epígrafe, poner las palabras y caracteres que me ocupaban los capítulos y bloques. Así tenía control sobre la extensión del libro, pues tenía un número limitado de caracteres con espacios. Aunque de esto hablaré un poco más adelante.

Pero, ¿cómo era el proceso de redacción? Ya os he comentado que planteaba cada capítulo como un reportaje y esto influyó también en la manera de gestionar los documentos. Inicialmente tenía pensado utilizar un solo documento, sin embargo, me di cuenta de que era un peligro hacerlo así. Si pasaba cualquier cosa y borraba o sobreescribía el documento con una versión antigua o si se corrompía el archivo (miles de escenarios catastróficos pasaron por mi mente, creedme), perdería todo mi progreso y tendría que empezar de cero. Y eso era algo que no podía permitirme. Así que opté por escribir cada capítulo en un nuevo documento y nombrarlo con su número de bloque, capítulo y título, por ejemplo: 1.3 La construcción de la trilogía. Una vez el capítulo estaba terminado, revisado (en este punto era sólo por mí), todos los datos reunidos expuestos y las referencias a pie de página marcadas (que actualizaría más adelante con la bibliografia), pasaba al documento general del libro. Este último me permitía ver de manera más clara la longitud que iba alcanzando el proyecto, que también apuntaba en mi libreta (caracteres utilizados/caracteres restantes). Era increíble ver cómo aumentaba de golpe el número de páginas.

En el mes de abril envié a Darío los dos primeros bloques del libro, sin ser consciente de que me enfrentaba a uno de los bloques más exigentes del libro y cerrarlo todo en mes y medio o dos meses iba a ser complicado (la fecha que había pensado para entregar el libro completo era junio. Demasiado optimista). El bloque 3, centrado en las especies alienígenas y los personajes de Mass Effect me drenaba la vida con la cantidad de información que tenía y que necesitaba incluir para que cumpliera mis expectativas. Sin darme cuenta me planté en julio y ya todo lo que hacía, desde que me levantaba hasta que me acostaba era escribir, escribir y escribir. Y el bloque, lejos de terminar, parecía que se extendía hasta el infinito. Para que os hagáis una idea, cada vez que consultaba los caracteres con espacios utilizados y veía lo que me quedaba para llegar al límite me recorría un sudor frío. Ese bloque, él solito, iba acercándose cada vez más al total de los dos bloques anteriores… hasta lo pasó. Decidí eliminar uno de sus capítulos, el dedicado a los escenarios (sus influencias en el diseño y su evolución), en un intento de ser previsora y reservar espacio a otros capítulos más importantes. Pero aun así veía que no llegaba y eso me llevó a hablar con mi editor: “necesito más espacio”. Y ojalá lo hubiera dicho antes en lugar de pensar que podría ajustarme, me habría ahorrado mucho estrés. Para que os hagáis una idea, pasé de un límite de 300000 caracteres con espacios a 500000, lo que alivió mucho la presión que sentía y me permitió trabajar con más tranquilidad.

En pleno verano, con un futuro trabajo en mente y con la fecha de entrega cada vez más cerca (septiembre), redoblé mis esfuerzos escribiendo, levantándome todos los días a las 8 de la mañana y sentándome frente al ordenador hasta que me acostaba pasadas las 12, con la única excepción de la semana que pasé en la playa, que hacía un alto de 12 a 3 de la tarde. Terminar el bloque 3 fue toda una liberación porque significaba que ya me había quitado de encima la parte más complicada y ya solo me quedaba por delante un pequeño bloque a modo de cierre. Y todo iba muy bien hasta que, marcando el progreso en mi libreta, vi que me quedaba poquísimo espacio y que lo iba a pasar mal para cerrar el libro. Con todo el dolor de mi corazón tuve que eliminar el capítulo dedicado a las referencias del juego a otros medios y viceversa.

Pero lo más difícil ya estaba. Le pregunté a mi Nacho Requena (director de la revista Manual y autor de MGS: El legado de Big Boss) si quería escribir el prólogo de mi libro, algo que hizo destilando cariño por la saga en cada palabra; introduje el título definitivo: Mass Effect: De Caronte a la galaxia; y puse punto final a la redacción del libro. A finales de septiembre envié el manuscrito a la editorial y me sequé el sudor de la frente. Ya solo quedaba el proceso de edición y maquetación. En comparación, eso sería sencillo, ¿verdad? Ay… la ignorancia.

A ver, no fue tampoco tan complicado y estoy súper contenta del trabajo realizado por mi maquetador, Gabriel, pero de nuevo parecía que no acababa nunca. Primero un editor se encargó de leer el manuscrito, devolvérmelo con ciertas correcciones y comentarios marcados y añadir las que yo acepté (que fueron todas). Después Gabriel se encargó de maquetarlo de una manera limpia y bonita, adornado con algunas de las imágenes yo le había pasado. Este proceso fue bastante más extenso de lo que me imaginaba, porque no sólo tenía que revisar las maquetas que me enviaba (color utilizado en la tipografía de los títulos, posición de estos, espacio entre imágenes, etc.) sino que también tuve que revisar el texto de cabo a rabo cuando descubrí en el primer bloque multitud de errores que habíamos pasado por alto tanto yo como la persona encargada de revisarlo. Pobre Gabriel, desde aquí le mando un abrazo por la paciencia que tuvo para introducir en la maqueta cada corrección que encontraba. Fueron 14 días de intercambios de emails con los PDF de las maquetas llenos de color amarillo y comentarios: “quita comas” (el más repetido), “pon comas”, “aquí falta una palabra”, “esto está mal escrito”, “cambia esta frase que veo que está mal construida por esta otra”… Como digo, la paciencia de Gabriel y también la de Darío, que estaba en stand by para enviarlo a imprenta, fue ilimitada y les estoy muy agradecida por ello. Pero creedme cuando os digo que en esas dos semanas empecé a cogerle un poco de manía al libro, porque llegaba a casa del trabajo y lo primero que hacía era encender mi ordenador y ponerme a leer los PDF para añadir correcciones. Cuando me preguntaba mi familia yo ya decía que empezaba a ser un castigo. Nada de jugar a videojuegos, nada de tirarme en la cama a descansar. Sólo leer por enésima vez mi libro. Pero mereció la pena. Y tanto que la mereció…

En este punto, la primera parte de la aventura terminaba. El libro ya estaba terminado al 100 %, ya solo faltaba que se convirtiera en realidad mediante el papel. Y por fin, el 19 de noviembre lo tuve en mis manos. Ahora me encuentro en la segunda parte de la aventura, que es si vende bien y si gusta. Yo, desde luego, ya soy feliz con haber cumplido el sueño de escribir un libro sobre Mass Effect. Pero si De Caronte a la galaxia además gusta a los fans de la saga, independientemente de su experiencia de juego, ya será la guinda para una maravillosa experiencia.

Gracias por vuestro interés en el libro y por vuestro apoyo todo este tiempo.

2 comentarios en “De Caronte a la galaxia: la aventura de escribir un libro

  1. En lo que llevo leido, me ha parecido ver algun error, como en la nota 120 GOE (grupo de operaciones especias) Te los queria comentar para que siguientes versiones salgan aun mejor. Pero viendo lo que te ha costado el proceso de correccion y revision, me da cosilla comentartelo…
    Aun me queda libro por leer.

    Si no jugastes los neverwinter, yo los recomiendo. Aun mejor, si puedes conseguir jugar una partida de rol de D&D y luego jugar al videojuego xd.

    Por cierto, tengo una pregunta: Una amiga escritora (fan de videojuegos tambien) cuando le enseñé tu libro (voy publicitando xD) se preguntó sobre los posibles derechos o royalties y tambien si es necesario un permiso de BioWare para poder publicar un libro asi. (como pensado, cualquiera o yo no podria sacar un libro de Mass Effect asi como si)
    Podria BioWare haberte pedido revisar el contenido?

    Te deseo mucha suerte con el libro!

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    1. ¡Hola! Lo primero, gracias por tu comentario :)

      Tengo que confesarte que leer que has encontrado una errata ha sido como un aguijonazo, pero es imposible que algo salga perfecto al 100 %. Si encuentras alguna más, avísame que así puedo ir apuntándolas para una segunda edición (ojalá lleguemos!). Eso sí, no me las digas todas de golpe que me deprimo xD Al menos tengo el consuelo de que de cara a una segunda edición pasaría por un nuevo proceso de corrección.

      Lo suyo a la hora de publicar un libro sobre contenido ajeno es obtener un permiso del «propietario», en este caso BioWare, especialmente para temas de imágenes o acceso a entrevistas. Yo estuve bastante tiempo intentando comunicarme con EA, pero no hubo apenas respuesta sobre este tema (te puedes imaginar lo mucho que me preocupaba meterme en un lío legal con un gigante como esta compañía). La diferencia entre una aprobación por parte de EA/BioWare y la mía es que el libro podría considerarse oficial y ellos habrían tenido todo el derecho del mundo a meter mano en el contenido. De esta manera, toda la información publicada en el libro está tal cual yo la plasmé y con las fuentes correspondientes. Las imágenes sí que pueden ser un gran problema, porque pueden reclamar los derechos. En el caso de mi libro, todo imágenes extraídas de las páginas oficiales dedicadas a la prensa (y con una nota al principio del libro explicándolo).

      ¡Muchas gracias!

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