Hace más de diez años, entre mis amigos se puso de moda un juego de estrategia en tiempo real llamado OGame. Su filosofía era sencilla: como emperador de una planeta, es tu deber asegurar su crecimiento mediante la obtención de recursos, la colonización de planetas próximos y, por supuesto, la defensa ante el ataque de otros emperadores. Pero todo el entramado del juego alcanzaba niveles difíciles de pensar cuando te iniciabas en este universo.

Fue en el año 2005 cuando creé mi primera cuenta, en el universo 23, no muy segura de lo que me iba a encontrar. Mi planeta era simple, pero me embarqué en el desarrollo de las minas (metal, cristal y deuterio), la investigación y, sobre todo, la creación de defensas. En mi caso, no estaba muy interesada en atacar a otros jugadores, me conformaba con la sensación de estar haciendo un buen trabajo, mejorar en la clasificación y, especialmente, desbloquear todos los edificios e investigaciones.

La mecánica de OGame era realmente sencilla: obtén los recursos necesarios para crecer y, después, espera el tiempo establecido para poder seguir construyendo. Una esperaba que era bien corta al principio -sólo unos pocos segundos o minutos- y conforme ibas avanzando se alargaba durante horas -aún recuerdo que la Estrella de la Muerte, además de exigir una enorme cantidad de recursos, necesitaba un tiempo de construcción superior a las 48 horas-. Y, por supuesto, gestiona el consumo de cada uno o no podrás seguir creciendo mucho tiempo.

Sin embargo, la verdadera diversión de OGame estaba en los foros. En ellos los jugadores no sólo se ponían en contacto para hablar sobre el juego, sino que se agrupaban en alianzas, negociaban sus pactos -no agresión, defensa inmediata, etc-, declaraban guerras y, lo más destacado -para mí-, informaban de la finalización de las guerras y los términos de esta. La vida a través del foro influía de manera inevitable en la manera de jugar a OGame, determinado en muchas ocasiones por tu despertador. Si estabas en mitad de una guerra con otra alianza, nada como ponerse el despertador de madrugada para lanzar tus naves al ataque en el momento justo. O si ibas a ser víctima de otro jugador, sacar tus recursos poco antes de la llegada de las naves enemigas podía salvarte de la ruina, pero sólo si estabas pendiente del tiempo restante hasta la llegada del enemigo. Mantenerse en permanente alerta era fundamental para, quizá no tener éxito, pero sí sobrevivir en el salvaje universo de OGame.

Lo cierto es que las batallas en este juego era un mundo aparte que había que estudiar detenidamente. Los jugadores más inmersos en ellas utilizaban los distintas herramientas para planificar cuidadosamente sus batallas -simuladores de misiles, calculadoras de costes…- y así encontrar el mejor momento y jugador al que lanzar toda su artillería. Además, ser un jugador especializado en el combate también afectaba a la especialización de la investigación, entre otras cosas centrada en la red de espionaje: si no la tenías desarrollada, no podías conocer los detalles del jugador al que querías atacar y, más aún, no podías enterarte de cuándo te habían espiado a ti.

Con los años, OGame siguió creciendo enormemente. Cuando me vi víctima del farmeo continuado, que me hacía imposible seguir adelante con mi cuenta original, me mudé al universo 32, y más adelante creé también cuentas en el 38 y el 40, para tener siempre algo que hacer en los tiempos muertos. Colonicé una buena cantidad de planetas, y hasta recibí un ataque tan brutal que se formó una luna en uno de ellos. Y OGame seguía creciendo y creciendo, añadiendo una buena cantidad de servidores… Hasta que la gente se aburrió. No recuerdo exactamente en qué año fue, creo que antes de 2010, cuando Gameforge empezó a realizar cambios en OGame. La interfaz se renovó y los universos, que antes estaban numerados, fueron recibiendo nombres reconocidos como Andromeda -en la actualidad, sólo quedan los universos 1 y 50 como recuerdo de aquella época-. Además, se incluyeron micropagos como los Comandantes, los Géologos o Almirantes, que mejoran enormemente las capacidades del jugador en cada campo durante un tiempo determinado.

Como antigua jugadora de OGame, no puedo más que agradecer haber superado la adicción a este juego, y eso que yo nunca llegué a ponerme el despertador. Desde luego, si había un título que podía afectar a tu salud, era este, con la cantidad de estrés que podía generar y las horas de sueño que llegabas a perder. Y aun así, a veces hecho de menos invertir horas en desarrollar mi planeta, colonizar y colonizar y soñar con que, algún día, podré construir la Estrella de la Muerte.

8 Comentarios »

  1. Aquí otro que empezó en el uni23 y que después de dejarlo allá por el 2010 se ha vuelto a enganchar hace 3 días en el universo Europa! Jajajaja.

    Buen artículo! Aunque llego con un año de retraso jajaja

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  2. ….pero haces con esa vaina? ..tanto tiempo pendiente? tanta desesperación!! ..que buscas?
    …solo una palabra podría mencionar como respuesta: «RESPETO» jajajajaja!!!!!
    indudable… esta vaina si que enviciaba.. sobretodo cuando la bolita de nieve de estrés crecía y crecía.. solo unas poquitas naves de guerra.. no quiero que me «peten» ..ahm.. ..son muy pocas.. hagamos un poquito más… y así.. esto se volvía inmanejable. Recuerdo tanto alguna vez.. despertar en la madrugada… (cosa particularmente difícil soy como una piedra) y gritar (exagero un poco) «MIS NAVES!» ….carajo.. venían un par de depredadores españoles, soy de Ecuador, marca (la diferencia horaria) moviéndose de galaxia en galaxia, y en camino a mi una flota bestial! ….si buscas, encontrarás algo por ahí de vestigios de aquella época: GlockNASH.

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  3. Yo jugaba a uno de vampiros y hombres lobo que tenía la misma mecánica que OGame, reconozco que me enganchaba mucho al principio, pero los tiempos de espera me aburrían.

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    • Está mañana me han recordado uno sobre Mafias y ahora tú este, aunque ninguno me enganchó tanto como el OGame.
      Al final, si no estabas pendiente de varias cosas a la vez sí que es verdad que los tiempos de espera se hacían un poco pesados… ¡Y menos mal!

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  4. Amé Ogame y también lo odié. Esa ansiedad que te daba al estar esperando un ataque o al lanzar el tuyo… yo era jugador de combate, basaba toda mi economía en devastar a la gente de los planetas cercanos, hasta que me comió un pez más grande. Poco después estaba en una alianza, la segunda en el ranking, y evolucioné muchísimo.

    Mi experiencia en ogame fue increíble y no la cambiaría… pero tampoco volvería a esas épocas de vicio.

    Genial artículo, me has hecho recordar todas las horas tan buenas que le eché a un juego de NAVEGADOR.

    ¡Gracias!

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    • Al final, OGame era eso, un mar de tiburones donde comías o eras comido. Yo nunca llegué a formar parte de una alianza, no estaba tan implicada en el juego. En cambio, en el XWars sí que estuve en varias, aunque el tiempo que le dediqué no fue ni la mitad de lo que invertí en OGame.

      ¡Me alegro de que te haya gustado! ^^

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