Acaba de llegar a Steam Reservoir Dogs: Bloody Days, un juego desarrollado por Big Star Games en colaboración con Lionsgate. Tal y como define el equipo, es un shooter de acción estratégica, pero más allá de lo que ellos digan, lo cierto es que es verdaderamente peculiar. Y como la película de Tarantino que toma como referencia -o cualquier otra del director-,  rezuma sangre por todas partes.

Aunque no sea exactamente una adaptación de la película como se podría pensar por el nombre -especialmente ahora que Reservoir Dogs cumple 25 años-, nos presenta a una banda de ladrones, liderados por Joe Cabot y compuesta por los señores Azul, Blanco, Rosa, Marrón, Rubio y Naranja. Estos individuos se dedican a asaltar distintos establecimientos -una joyería, una cafetería, un pub…- dejando a su paso ríos de sangre procedentes de aquellos que han intentado detenerlos. Las referencias a la película original de Tarantino no se limitan únicamente a los nombres, sino que también hay situaciones o líneas de diálogo extraídas directamente de ella, como la discusión sobre las propinas.

Como he mencionado antes, Reservoir Dogs: Bloody Days tiene un sistema de juego algo peculiar, por cómo está planteado el uso de los personajes que estén en nuestro equipo. Primeramente, los escenarios se muestran utilizando una perspectiva casi cenital (desde arriba), lo que nos permite ver de manera clara las rutas de los distintos escenarios. Pero además, cada personaje se controla por turnos, pero en tiempo real. Suena raro, pero es precisamente la clave de este juego. Primero controlamos a uno de los personajes, el señor Marrón, por ejemplo. Recorremos el mapa con WASD, lo orientamos con el ratón y disparamos a los enemigos que nos salgan al paso, un control simple, pero que es algo torpe y nos puede poner en más de un aprieto cuando nos rodean los enemigos. Cuando hayamos terminado lo que queríamos hacer con él, pulsamos la barra espaciadora y retrocedemos en el tiempo, tomando el control del segundo personaje, por ejemplo, el señor Rosa. Y repetimos, estando atentos de que la influencia de este personaje no haya desviado a los enemigos y Marrón -en este caso- se encuentre en apuros.

Los turnos y retroceder en el tiempo convierten un juego que podría ser, simplemente, de acción con vista aérea y mucha sangre -lo que lo asemejaría más a Hotline Miami-, en algo más estratégico. Porque no es tan fácil como arramplar con todo lo que se pone por delante. En ocasiones la cantidad de policías es muy elevada, y es necesario combinar con inteligencia los movimientos de los personajes que tengamos que nuestro equipo para salir airosos de cada escena. Porque además, las misiones te suelen exigir que sobrevivan los Señores principales  -los Señores extra que añades para completar el equipo son prescindibles- y si no estamos muy atentos a lo que ocurre en el escenario es fácil perder. Es más, el juego casi se basa más en el ensayo y error que en la pura estrategia, por lo difícil que es planear una manera de moverse por el escenario que no resulte en la masacre de nuestros protagonistas de buenas a primeras.

Además, las muertes de los Señores de colores no sólo nos obligan a empezar desde el último punto de control, sino que afectan al resultado final de nuestro atraco. ¿Civiles muertos? Menos dinero. ¿Señor muerto? Menos dinero. ¿Falta salud? Menos dinero. ¿Punto de control? Menos dinero. Y así, se va resintiendo poco a poco nuestro trofeo, cuyo dinero es fundamental para poder desbloquear otros atracos más jugososo -y más complicados-. Para compensar esto, nos permite rejugar los distintos escenarios, hasta completar los 18 que nos presenta.

Reservoir Dogs: Bloody Days me ha dejado muy buenas sensaciones y, a pesar de su control algo torpe, ganas de seguir probando las diferentes maneras de afrontar los escenarios para obtener más beneficios y menos pérdidas por muerte. Un juego digno de llevar el nombre de Reservoir Dogs, que toma además el relevo del aclamado Hotline Miami, pero con un estilo propio y que le encaja con un guante.