La primera vez que vi algo sobre Palia estaba en uno de esos bucles de scroll infinito por Instagram, en uno de esos momentos en los que una no sabe qué hacer con su vida y se mete de cabeza en un pozo de perder el tiempo. Fue entonces cuando el reel de una chica me habló de este juego de mundo tranquilo y enfoque cooperativo. Me llamó la atención por un instante y mi cerebro guardó lo que me llamó la atención en una cajita en algún rincón de mi mente, pero el aplastador consumismo audiovisual de Instagram tomó las riendas y seguí haciendo scroll sin pensar mucho más en ello. De hecho, me olvidé de él hasta que vi que acababa de aterrizar en Switch. Y me lancé a jugarlo.

No sé si Palia es exactamente lo que esperaba o no, pero no soy una persona dada a jugar online. Las interacciones con otros jugadores, a menudo intransigentes con los torpes o los novatos, me supone una barrera que, con los años, se ha hecho cada vez más difícil de superar. Por allá en 2010 me dedicaba mucho a jugar a Call of Duty la mayoría de las tardes, pero con el tiempo y la toxicidad online (más importada de redes sociales que de verdaderos problemas con otros jugadores) perdí el interés y la paciencia. Palia ha sido mi reencuentro con la interacción social en videojuegos, en un género que siempre me ha llamado poderosamente la atención: el MMO.
Tenía yo 12 o 13 años cuando, en el ciber del pueblo donde veraneaba, me pasaba muchas tardes a la semana jugando al Mu Online. Recuerdo con mucho cariño las horas que pasamos, tanto mi pequeño grupo de amigos como el más extenso grupo del ciber, jugando y relacionándonos entre nosotros. Exclamando asombrados que uno había conseguido las alas y que quizá nosotros, algún día, también las conseguiríamos. Han pasado dos décadas y la espinita de seguir jugando a MMO siempre ha estado ahí, recordándome lo mucho que me gustaría jugar, si encontrara el juego apropiado.
Palia es un MMO free to play desarrollado por Singularity Six cuyo enfoque no tiene nada que ver con Mu Online o el World of Warcraft. No hay combate, ni equipo ni niveles de la manera tradicional e incluso se me antoja de un espíritu más pausado que otros MMO. Y aunque todos tienen un componente cooperativo en mayor o menor medida, Palia lo convierte en su bandera, ya que la ayuda entre jugadores es fundamental para algunos aspectos del juego. Y, sin embargo, no te pide nada a cambio. Quizá por eso me seduce tanto.

El mundo de Palia se divide, a grandes rasgos, en dos zonas: el pueblo de Kilima y sus alrededores y la bahía Bahari. En el pueblo es donde puedes encontrar a los NPC, las tiendas y los recursos iniciales, ya que es la primera zona que visitas cuando empiezas a jugar. La región de Bahari es la más activa en cuanto a jugadores, pues ahí se localizan los recursos de mayor valor y el componente cooperativo gana protagonismo. Además de los típicos elementos de recolección como madera, piedra o metales y caza de mamíferos o insectos, todos los días (dentro del tiempo del juego), a las 12 de la noche, ocurre un evento especial en el que los árboles de un sector del mapa se impregnan de flujo, la magia de este juego. Esta madera es diferente a la habitual, se necesita para misiones o construcciones específicas y no puedes conseguirla tú solo, ya que la salud del árbol que quieres talar se recarga más rápido de lo que puedes dar hachazos.
Cuando llega el momento del evento de flujo, los jugadores recorren el mapa buscando la zona y avisan por el chat dónde se encuentra, para que todos aquellos que estén interesados acudan a apoyar la tala. Y como un acuerdo tácito después de meses forjando la comunidad, todos al llegar tocan una sola vez los árboles para asegurarse la recompensa, y esperan a que lleguen los rezagados antes de empezar. Por norma general, la hora máxima es las 3 am, momento en el que empiezan a talarse los árboles.

Uno de los momentos más bonitos que viví en este juego, dentro de la comunidad, fue una de estas talas de árboles de flujo. Nos reunimos unos 10 jugadores y dos de ellos añadieron cebo para insectos a la zona para pasar el rato mientras esperábamos. El caos de jugadores lanzando bombas pegajosas para atrapar bichos fue mucho más divertido de lo que uno podría esperar de una actividad tan banal. Fue la reunión de tantos jugadores pasándoselo bien lo que lo convirtió en algo especial.
Aunque no es el único momento que pone a prueba el compañerismo de la comunidad. Además de los árboles de flujo, la zona de Bahari tiene unas piedras especiales llamadas «palio» para minar, que son necesarias también para ciertas misiones y construcciones. A diferencia de los nodos de hierro o cobre, que son abundantes, aparecen unas pocas en el mapa y desaparecen una vez minadas, por lo que la comunidad estableció también tácitamente avisar al resto de jugadores cuando se localiza uno y esperar a que lleguen los interesados antes de romper el nodo por completo. No obstante, a diferencia de los árboles de flujo, que restauran su vida después de cada golpe, los nodos de palio funcionan como cualquier otra piedra, así que el número de jugadores que puede beneficiarse de ellos es limitado. Estaba especialmente mal visto, o al menos esa era la sensación que me transmitía, minar una piedra con Palio sin esperar o avisar. Sin embargo, el equipo de Singularity Six ha visto con el paso del tiempo que esto podía ser una fuente de conflictos y ha cambiado las mecánicas de estas piedras, permaneciendo disponibles por un tiempo aunque lo mines tú solo e incrementando la probabilidad de aparición. No olvidemos que Palia, aunque jugable, en realidad está en versión Beta, por lo que se está aprovechando todo el feedback para mejorar la experiencia de los jugadores.
Como una persona muy reticente a jugar online, el buen ambiente que destila este juego cada vez que lo inicio y la buena voluntad de los jugadores hace que lo disfrute enormemente incluso cuando no tengo muy claro qué hacer. Cuando en otros juegos recolectar recursos puede convertirse en algo tedioso, aquí encuentro placer en cazar bichos en compañía de otros jugadores, avisar de los recursos especiales o compartirlos en el menú de peticiones. Creo que si no fuera por lo bien gestionada que está toda la parte de interacción social con el resto de jugadores, seguramente habría terminado abandonando el juego en algún momento. A fin de cuentas, la experiencia a nivel de misiones es finita y el equipo de desarrollo no puede mantener tal ritmo (de momento) de eventos y novedades. Recordemos una vez más, no estamos con la versión final del juego, por lo que hay mucho trabajo de mejora y resolución de problemas que hacer (aunque yo no me he encontrado casi bugs).

Me encantan los videojuegos desde siempre, he compartido grandes momentos con mis amigos jugando a la Game Boy Color en el colegio, visitando sus casas, intercambiándolos o hablando de ellos. En ese círculo tan cerrado, la experiencia siempre fue buena, sin menosprecios ni ataques ni nada que me hiciera plantearme que los podría recibir. Los mundos online son muy diferentes, con gente que parece deseosa de proyectar su rabia hacia otros o, simplemente, despreciar a otros por las risas. Ese tipo de experiencias siempre me han echado atrás y sé que por ello me he perdido juegos que, en otras circunstancias, habría disfrutado mucho.
Palia era justo lo que necesitaba. Un rinconcito online que no me obliga a competir, que me deja jugar a mi ritmo y donde la comunidad siempre está dispuesta a ayudar al resto de jugadores. Si vosotros también buscáis algo así, os lo recomiendo.
