Ayer visité las oficinas de Tequila Works para probar RiME, un proyecto que ha captado la atención de jugadores y prensa especializada desde que se anunció, allá por 2013. Puede que en estos cuatro años que lleva en desarrollo haya dado la sensación de ser un poco tortuosos, especialmente cuando recuperaron los derechos de Sony, un momento en el que saltaron las alarmas entre prensa y jugadores. Pero el lanzamiento de RiME está cada vez más cerca y su misteriosa isla está deseando contar su historia.

RiME Tequila Works

Aunque he seguido su desarrollo con interés, había intentado mantenerme alejada de todo lo que pudiera estropearme la experiencia. Tenía claro que este no es un juego al que se deba llegar con todo aprendido y por ello no quiero detenerme demasiado en los aspectos más superficiales. Nuestro protagonista tiene las herramientas de las que dispone cualquier otro niño: sus pies para correr, sus manos para interactuar, sus ojos para curiosear y su voz para todo lo demás. RiME carece de mecánicas agresivas, pero eso no quiere decir que el juego esté exento de peligros. Simplemente, las amenazas se presentarán de forma distinta a lo que estamos acostumbrados.

Mientras hablábamos con el equipo, poco antes de comenzar la prueba, uno de los aspectos que destacaron es el Mediterráneo y la forma en que Sorolla era capaz de captar la luz y el movimiento. Esas son inspiraciones de RiME, pero no las únicas. Las propias experiencias de los desarrolladores, sus recuerdos de infancia, han ido dando forma al juego, traduciéndose en una aventura difícil de clasificar en una industria empeñada en encasillar los títulos por género. «Es como Journey», dicen unos. «Es como The Witness», dicen otros. Y sí, quizá es posible notar esas reminiscencias, pero esta obra establece sus propias normas, intentando alejarse de la familiaridad que puedan transmitir otros juegos.

Las mecánicas de RiME no son difíciles de explicar, su sencillez está pensada para que te permitan disfrutar del ambiente y de un misterio que se narra a través de acontecimientos. Sus puzles tienen coherencia con el entorno, llegando a descartarse algunos durante el proceso creativo, al no confluir con el arte y las características inherentes al juego. Pero RiME, sobre todo, es la experiencia de jugar. Es lo que sientes con cada zona nueva que descubres, cada puzle que completas. Es la curiosidad que te empuja a seguir adelante. La creación de Tequila Works es capaz de remover sentimientos extraños. Su magistral banda sonora guía al jugador, lo acompaña por sus descubrimientos de manera sutil, pero de forma que es imposible que pase desapercibida. Su música también es nostalgia, es la sensación de que algo falta en esa isla aunque no sabes el qué. Una ausencia que necesitas descubrir. Porque además, cada vez que crees que comienzas a entender lo que pasa, ocurre algo que te trastoca los esquemas y te llena de preguntas. En sólo dos capítulos que he podido jugar -y no completos-, RiME me ha transmitido la sensación de magia con cada elemento de su isla, con cada secreto descubierto. No puedo evitar desear que llegue su lanzamiento para comprobar cómo se desarrollan estos sentimientos a lo largo del juego.

Nota: Podréis leer un avance más completo en el próximo número de la revista Gamer.

1 Comentario »

  1. Tras estos cuatro años esperando a verlo siempre es una alegría ver que un artículo que trata sobre él cierra de forma positiva. ¡Que ganas de leer el próximo número de Gamer y ver que esconde esta obra!

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